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"Solo dos legados duraderos podemos aspirar a dejar a nuestros hijos: uno, raíces; otro, alas" (Hodding Carter)

sábado, 30 de septiembre de 2017

Los niños no son tontos. Y sus madres, tampoco

¿Hay que sentirse culpables porque nuestros hijos pequeños quieran ver vídeos en el móvil? Mejor es saber seleccionarlos y librarse de complejos.

Una de tantas madres lúcidas y con sentido común, Gabriela Wiener, no tiene ninguna duda al respecto y creo que debe ser digna de imitación.

A pesar de haber leído un estudio de una Sociedad de Pediatría que alerta de que cuanto más tiempo pasan los niños entre los seis meses y los dos años delante de móviles, tablets o videojuegos más posibilidad tienen de presentar retrasos en el habla, Gabriela Wiener escribe:


A las siete de la mañana y antes de que suene el despertador, mi hijo de año y medio lleva ya unos minutos hablando consigo mismo en su lenguaje y pidiendo el desayuno. Me levanto, le doy los cereales y la fruta. Contesto mientras tanto el móvil y entonces dice "papún". Esta palabra quiere decir: "Ponme el YouTube en el móvil". Esta plataforma de vídeo de Google tiene más de 1,000 millones de usuarios en todo el mundo. Y mi hijo es uno de ellos. No me pregunten cuándo ni por qué le presentamos por primera vez la caja roja de vídeos. Pero como dijo César Vallejo debió ser un día en que Dios estaba enfermo.

Cada vez que me acerco a alguno de mis aparatos, mi hijo reclama lo suyo. Buena parte de las veces intentamos seducirle con otra cosa, libros, juguetes, instrumentos musicales, y a veces lo conseguimos. Pero otras llora hasta que cedemos. Cuando le doy al triángulo del play es cuando recuerdo todos los artículos que advierten de los peligros de exponer a los niños a las pantallas y me siento un poco peor.

Sin embargo, hay algo que me consuela. Hace unos meses me pasaron unos enlaces inofensivos. Por ejemplo, en un vídeo aparecían unas señoras y señores, vestidos de semipayasos y cantando una especie de cumbia tropical. Mi hijo se quedó absorto ante los Canticuénticos, estos músicos argentinos que desde Santa Fé hacen canciones basadas en el folklore más divertido. En unos días ya estaba mi hijo bailando y yo con él.

Mientras al niño se le establecen nuevas conexiones neuronales, yo pienso, por ejemplo, en la poeta argentina María Elena Walsh, que también está en YouTube. Y en todos esos productos culturales para niños que entretienen y expanden la mente inquieta de los niños pequeños al mismo tiempo que la de sus madres.

¿Culpabilizarnos por nuestro horario envenenado y nuestra entrega al consumo inmediato de YouTube? No, gracias. Esto es aprendizaje compartido entre madres madrugadoras y niños danzarines postdigitales.

Son las siete de la mañana. "Papún, mamá, papún". Sí. Sin sombra de complejos y aquí bailamos todos.


Adaptado de Gabriela Wiener. EPS 2,142: 31.