Fijémonos en los niños. Cuando son chicos y juegan con algo, lo hacen solo con eso. Es cierto que si aparece un nuevo estímulo pueden abandonar lo que tienen entre manos y dirigirse a otro asunto con suma facilidad. Pero es debido a la curiosidad. Su percepción del tiempo no existe. Su presente es absoluto y a él se entregan con los cinco sentidos. Saben parar el reloj y vivir intensamente.
Sin embargo, cuando somos adultos, olvidamos que presente significa regalo. Y los regalos