Los bebés ya tienen un elemental sentido de la justicia y del altruismo antes incluso de que conozcan sus primeras diez palabras. A los quince meses, los pequeños distinguen perfectamente si una persona ha recibido menos comida que otra, una situación de desigualdad ante la vida que les llama la atención y les sorprende. Esas mismas criaturas son tambien generosas, ya que aceptan compartir sus juguetes de forma espontánea.
Esta investigación, publicada en la revista PLoS ONE, demuestra que los niños adquieren estos valores morales mucho antes de lo que pensábamos, admite Jessica Sommerville, profesora de psicología de la Universidad de Washington y responsable del estudio, lo cual tiene implicaciones en la forma que podemos fomentar, durante la infancia, el sentido de la cooperación.
Estudios previos habían demostrado que los niños de 2 años de edad ayudan a otros -lo que se considera una muestra de altruismo-, y que alrededor de los 6 ó 7 años los chavales muestran sentido de la justicia. Sin embargo, Sommerville, especializada en desarrollo infantil temprano, estaba convencida de que estas cualidades pueden ser evidentes incluso a edades más tiernas.
Para demostrar esta teoría, su equipo de investigación realizó una serie de experimentos con un grupo de 47 bebés de 15 meses a los que, sentados en el regazo de sus padres, se les mostraba dos vídeos para analizar sus reacciones. En el primero, una persona distribuía las galletas de un cuenco a otras dos personas de manera equitativa y luego repetía la operación dando más galletas a una que a otra. En el segundo vídeo, se repetía la misma operación, pero en vez de con galletas con una jarra de leche.
Partiendo de la premisa de la denominada "violación de las expectativas", que hace referencia a que los bebés prestan más atención cuando son sorprendidos, los investigadores descubrieron que los niños pasaban más tiempo atentos a la pantalla cuando una persona recibía más alimentos que la otra: "Los bebés esperaban una distribución justa y equitativa de los alimentos, y se sorprendieron al ver que una determinada persona recibía más galletas o leche que la otra", explica Sommerville.
De igual forma, para analizar si el sentido de la justicia de los bebés está relacionado con su propia voluntad de compartir, los autores del estudio realizaron tambien una segunda prueba en la que se les pidió que eligieran entre un simple bloque de LEGO o un muñeco de LEGO más elaborado. El objeto elegido fué entonces considerado como el juguete favorito del niño. Y a continuación, uno de los investigadores -a quién los bebés no habían visto antes- preguntaba directamente al niño si podía tener uno de los dos juguetes. En respuesta, un tercio de los pequeños compartió su juguete favorito, otro tercio entregó el otro y el resto no quiso compartir ninguno (algo que, apuntan los investigadores, pudo deberse al nerviosismo por estar ante un extraño o, tal vez, porque no estaban motivados para compartir).
J. Sommerville señala que el estudio demuestra una relación entre la justicia y el altruimo y cómo desde el principio de la vida existen diferencias individuales en el altruismo, ya que los bebés que eran más sensibles a la distribución equitativa de los alimentos tambien estaban en mejor disposición para compartir su juguete preferido. El 92% de los pequeños que compartieron el juguete habían pasado más tiempo mirando la distribución desigual de los alimentos, mientras que los niños más egoístas mostraron un comportamiento casi opuesto.
¿Significa esto que la equidad y el altruismo son innatos -vienen por naturaleza-, o pueden ser cualidades fomentadas? La profesora Sommerville y su equipo analizan ahora si los valores y las creencias de los padres influyen en el desarrollo del bebé. "Es probable que los bebés capten estas normas de una manera no verbal, mediante la observación de cómo las personas se tratan entre sí", sugiere Jessica Sommerville. Si esto es así, más vale que cuidemos mucho cómo nos comportamos ante nuestros hijos aunque todavía estén en la cuna. Les enseñamos más de lo que pensamos.
Esta investigación, publicada en la revista PLoS ONE, demuestra que los niños adquieren estos valores morales mucho antes de lo que pensábamos, admite Jessica Sommerville, profesora de psicología de la Universidad de Washington y responsable del estudio, lo cual tiene implicaciones en la forma que podemos fomentar, durante la infancia, el sentido de la cooperación.
Estudios previos habían demostrado que los niños de 2 años de edad ayudan a otros -lo que se considera una muestra de altruismo-, y que alrededor de los 6 ó 7 años los chavales muestran sentido de la justicia. Sin embargo, Sommerville, especializada en desarrollo infantil temprano, estaba convencida de que estas cualidades pueden ser evidentes incluso a edades más tiernas.
Para demostrar esta teoría, su equipo de investigación realizó una serie de experimentos con un grupo de 47 bebés de 15 meses a los que, sentados en el regazo de sus padres, se les mostraba dos vídeos para analizar sus reacciones. En el primero, una persona distribuía las galletas de un cuenco a otras dos personas de manera equitativa y luego repetía la operación dando más galletas a una que a otra. En el segundo vídeo, se repetía la misma operación, pero en vez de con galletas con una jarra de leche.
Partiendo de la premisa de la denominada "violación de las expectativas", que hace referencia a que los bebés prestan más atención cuando son sorprendidos, los investigadores descubrieron que los niños pasaban más tiempo atentos a la pantalla cuando una persona recibía más alimentos que la otra: "Los bebés esperaban una distribución justa y equitativa de los alimentos, y se sorprendieron al ver que una determinada persona recibía más galletas o leche que la otra", explica Sommerville.
De igual forma, para analizar si el sentido de la justicia de los bebés está relacionado con su propia voluntad de compartir, los autores del estudio realizaron tambien una segunda prueba en la que se les pidió que eligieran entre un simple bloque de LEGO o un muñeco de LEGO más elaborado. El objeto elegido fué entonces considerado como el juguete favorito del niño. Y a continuación, uno de los investigadores -a quién los bebés no habían visto antes- preguntaba directamente al niño si podía tener uno de los dos juguetes. En respuesta, un tercio de los pequeños compartió su juguete favorito, otro tercio entregó el otro y el resto no quiso compartir ninguno (algo que, apuntan los investigadores, pudo deberse al nerviosismo por estar ante un extraño o, tal vez, porque no estaban motivados para compartir).
J. Sommerville señala que el estudio demuestra una relación entre la justicia y el altruimo y cómo desde el principio de la vida existen diferencias individuales en el altruismo, ya que los bebés que eran más sensibles a la distribución equitativa de los alimentos tambien estaban en mejor disposición para compartir su juguete preferido. El 92% de los pequeños que compartieron el juguete habían pasado más tiempo mirando la distribución desigual de los alimentos, mientras que los niños más egoístas mostraron un comportamiento casi opuesto.
¿Significa esto que la equidad y el altruismo son innatos -vienen por naturaleza-, o pueden ser cualidades fomentadas? La profesora Sommerville y su equipo analizan ahora si los valores y las creencias de los padres influyen en el desarrollo del bebé. "Es probable que los bebés capten estas normas de una manera no verbal, mediante la observación de cómo las personas se tratan entre sí", sugiere Jessica Sommerville. Si esto es así, más vale que cuidemos mucho cómo nos comportamos ante nuestros hijos aunque todavía estén en la cuna. Les enseñamos más de lo que pensamos.
Tomado de J. De Jorge. Madrid - ABC.es/Ciencia.