¿Hay realmente hábitos que se crean en la primera infancia y que dejan huella para toda la vida?
En la actualidad no sólo podemos saber la respuesta sino que puede afirmarse con certeza.
Los educadores, desde mucho tiempo atrás y con todo el sentido común, vienen insistiendo en que si los padres no dedican unos minutos diarios a leer cuentos a sus hijos pequeños difícilmente podrán adquirir éstos el hábito de la lectura en los años venideros.
Y así, la lista de hábitos sería interminable. Uno más, en este caso, no saludable:
Gracias al estudio del Child, Parent and Health: Lifestyle and Genetic Constitution (Niño, Padres y Salud: Estilo de vida y Constitución Genética) podemos comprobar que existen dos tipos de comportamiento, uno "sedentario y que pica entre comidas" y el otro, que se caracteriza por todo lo contrario, "no sedentario y que consume fibras, legumbres y frutas".
El abuso de la televisión y utilizar mucho tiempo el ordenador pueden ser ejemplos poco saludables para los hijos pequeños que viven en ese ambiente. Es decir, el comportamiento sedentario de los padres, fundamentalmente de la madre, puede influir de manera decisiva en el de sus hijos, desde edades muy tempranas.
En conclusión, al igual que otros muchos hábitos más, saludables o no, los que predisponen a la obesidad pueden ser adquiridos a partir de los dos años de edad y se asocian muy claramente a las características maternas. Adaptado de Gubbels, J.S. et al. J. Pediatr. 2009 Aug; 155(2): 194-8.
www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/19394036?