El asma es una enfermedad reactiva de las vías respiratorias y consiste en crisis repetidas de tos, sibilancias ("pitos" o silbidos al respirar), opresión en el pecho y dificultad para respirar. Cuando sustancias irritantes o alérgicas penetran en los bronquios, éstos entran en espasmo, se estrechan y se inflaman.
Especialmente en los niños pequeños, casi todas las crisis asmáticas son provocadas por infecciones virales de las vías respiratorias. A veces, una tensión emocional puede precipitar un ataque de asma y, a menudo, el asma se presenta en niños que tienen otras reacciones alérgicas tales como dermatitis atópica (eccema).
Los ataques de asma pueden, en ocasiones, ser alarmantes. Sin embargo, cuando el tratamiento se realiza de forma adecuada, los síntomas son reversibles y no quedan, por tanto, alteraciones pulmonares permanentes. El asma puede ser tambien una enfermedad prolongada, pero más de la mitad de los niños asmáticos la superan durante la adolescencia.
Evidentemente, el pediatra debe supervisar y coordinar el programa de tratamiento de cada niño asmático; pero, si en alguna ocasión, los padres dudan acerca de si su hijo tiene o no una respiración con sibilancias deben empezar a administrarle su medicación lo antes posible. Cuanto más tarde se inicie el tratamiento de la posible crisis asmática, tanto más tiempo se requiere para controlarla y evitar que se agrave. En todo caso, si los fármacos no hubieran sido necesarios, es cierto que tampoco habrán sido perjudiciales.
La mayoría de los niños asmáticos tienen crisis de tos y sibilancias después de hacer algún ejercicio agotador (asma inducido por el ejercicio). El que más frecuentemente las provoca es la carrera, especialmente si hace frío. Este problema no debería interferir con la participación en casi todos los deportes. Los síntomas pueden prevenirse utilizando la medicación antiasmática antes del esfuerzo físico. Por lo general, los niños con asma no tienen problemas con la natación ni con otros deportes que no requieren respiración rápida.
Para prevenir los ataques de asma habrá que tratar de descubrir y evitar las sustancias que los precipitan (el humo del tabaco -que puede permanecer en el aire de la casa hasta una semana-, del tubo de escape del automóvil, los olores fuertes tales como el agua de colonia o las frituras, las almohadas de plumas, etc.). Hay que aprender la forma de mantener las habitaciones libres de polvo y cambiar o limpiar regularmente los filtros del sistema de aire acondicionado. Los niños deben ducharse, lavarse el cabello y ponerse ropa limpia si ha habido algún contacto reciente con pólen, césped, hierbas o animales a los que el niño pueda ser alérgico: los pólenes o el pelo y caspa de un perro o gato permanecen durante bastante tiempo en la ropa o el cabello.
Aunque eviten la clase de gimnasia durante estos días, los niños con crisis leves de asma no deben faltar al colegio ni limitar sus actividades o su vida social. Adaptado de B.D. Schmitt, M.D. "Your Child's Health".