En el llamado mundo desarrollado, hay una considerable proporción de niños cuyas familias tienen unos ingresos económicos bajos y, además, su alimentación no está asegurada. Sin embargo, muchos de ellos tienen sobrepeso.
Por ello, es importante resaltar que, entre los niños de 3 a 10 años de edad, hay una relación directa entre inseguridad alimentaria y ansiedad materna. Ambas, a su vez, se asocian de manera significativa con una mayor probabilidad de que sus hijos desarrollen sobrepeso o de que acaben siendo obesos.
Más relevante resulta el hecho de que, incluso cuando la alimentación está asegurada, si las madres padecen, por otros motivos, mayor ansiedad, sus hijos tienen más probabilidad de desarrollar sobrepeso que los niños con inseguridad alimentaria.
Es decir, los métodos dirigidos a combatir la obesidad infantil deben considerar tambien el bienestar de los niños de familias con ingresos bajos derivado de reducir la ansiedad de la madre. Estas políticas podrían, por tanto, tener un profundo impacto en el sobrepeso de los niños. Adaptado de Craig Gundersen, PhD y cols. Pediatrics. 2008;122:e529-e540.