Conocer cómo responde una madre a su propio hijo, cuando sonríe o llora, puede ser el primer paso para descubrir la clave de la relación que se establece entre ambos.
Ya desde el primer momento, después del parto, las madres muestran una especial capacidad para reconocer distintas claves (auditivas, visuales y olfativas) de sus hijos recién nacidos. Estos estímulos, como el llanto por hambre o la cara sonriente, constituyen potentes motivaciones para la madre, que responderá a ellos mediante los cuidados, el contacto físico, el habla o el juego. Es decir, se cree que la capacidad de cada madre para relacionar estas claves con las necesidades de un lactante constituye la base para establecer un vínculo seguro entre madre e hijo.
En respuesta a las indicaciones del lactante, positivas o negativas, la madre debe procesar la información y valorar la respuesta más indicada. Por ejemplo, un bebé con molestias suele provocar una respuesta de la madre para determinar las posibles causas y los mejores remedios. De forma similar, la cara sonriente de un niño suele conducir a una situación afectiva positiva en la madre que responde con sonrisa, caricias o juego.
La investigación sugiere que el comportamiento materno en respuesta a su recién nacido muestra una relación directa con el desarrollo del niño a largo plazo, en una serie de aspectos tales como su reacción al estrés.
Asímismo, los factores que disminuyan la capacidad de la madre para responder a los estímulos de su hijo, como la depresión, la drogadicción e incluso la separación prolongada madre-hijo pueden alterar el desarrollo normal de su hijo. Por ejemplo, el llanto de un niño puede desencadenar, en algunas madres, una respuesta de enfado en lugar de cuidados. Del mismo modo, en la depresión o la drogadicción materna, una cara sonriente del hijo, puede, repetidamente, no provocar respuestas positivas. Las personas deprimidas muestran menor respuesta emocional a la cara feliz y mayor memoria de las caras negativas. La cocaína parece competir con las señales de recompensa natural del lactante. Esto puede relacionarse con la frecuencia elevada de negligencia infantil en las madres expuestas a la cocaína.
Pero ¿qué hay en la sonrisa de un niño cuando consideramos la respuesta cerebral de la madre?
Como atestiguarán casi todas las madres, ver la sonrisa de su bebé es una experiencia especialmente gratificante y placentera.
En conclusión, las diferencias individuales de las respuestas cerebrales maternas a los estímulos de sus hijos son temas fascinantes para la investigación y la forma en que una madre responde al comportamiento de su hijo puede representar un importante papel en el desarrollo futuro del niño. Adaptado de L. Strathearn, MBBS y cols. Pediatrics (Ed esp). 2008;66(1):4-14.