El British Medical Journal ha publicado en uno de sus números recientes las recomendaciones que se deben dar a la madre embarazada para prevenir la aparición de alergias en su bebé.
Antes del embarazo, no se puede recomendar, por falta de datos en la actualidad, que una dieta especial disminuya el riesgo de que el futuro hijo desarrolle trastornos alérgicos; con independencia del riesgo hereditario que pueda existir en la familia.
Durante el embarazo, la madre debe tomar pescado (ácidos grasos poliinsaturados omega-3) desde las 20 semanas de gestación hasta el parto y suplementos alimentarios con probióticos (lactobacilos y bifidobacterias) durante las últimas cuatro semanas de gestación y durante el período de lactancia, dado que así reducirá el riesgo del lactante de desarrollar trastornos alérgicos.
Además, se recomienda evitar los cacahuetes durante el embarazo y la lactancia para reducir el riesgo de alergia a estos alimentos en los niños de familias de alto riesgo. Igualmente, los niños de alto riesgo no deberían consumir cacahuetes o sus derivados hasta cumplidos los 3 años de edad.
Tambien es necesario informar que exponer al lactante a una gran cantidad de humo de tabaco se asocia a un mayor riesgo de desarrollar asma en la infancia. Sin embargo, no se ha demostrado aún que evitar, durante el embarazo, los alergenos ambientales (ácaros del polvo, pelos de perro o gato,...) sea una buena estrategia de prevención.
En cuanto a la lactancia, los investigadores de este estudio señalan la necesidad de dar lactancia materna sólo hasta los 4 a 6 meses de edad. Si la madre no puede tener leche suficiente, son recomendables las fórmulas infantiles parcialmente hidrolizadas, puesto que las completamente hidrolizadas tienen un sabor que hace difícil su administración. Por otra parte, todavía no se ha demostrado que las fórmulas con soja reduzcan el riesgo de alergia.
Finalmente, se debe explicar a los padres que la inmunización con las vacunas habituales no aumenta el riesgo de que los lactantes desarrollen trastornos alérgicos y que son seguras en aquellos niños con alergias alimentarias, eccema o asma. Tomado de Anandan, C. y cols. BMJ 2006; 333(7566): 485.