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"Solo dos legados duraderos podemos aspirar a dejar a nuestros hijos: uno, raíces; otro, alas" (Hodding Carter)

domingo, 16 de marzo de 2008

¿Vacunas "comestibles" en el futuro?

En el artículo "Una cucharada de antígeno", Alison Tonks, redactora adjunta de la prestigiosa revista científica British Medical Journal (BMJ), comenta las perspectivas futuras de las vacunaciones por vía oral. Desde hace quince años se está investigando para obtener una vacuna comestible.

En un principio se propuso la producción de frutas y verduras modificadas genéticamente para que contuvieran la vacuna. Charles Arnzten y su equipo desarrollaron patatas que producían proteínas inofensivas de virus de la hepatitis B, virus de Norwalk y Escherichia coli; y fueron los responsables de los primeros estudios en humanos, en los que se observó una respuesta inmunológica limitada.

En la actualidad se investiga el uso de plantas modificadas genéticamente para producir proteínas de antígeno que puedan ser incluidas en comprimidos o cápsulas para su comercialización. Se están estudiando vacunas del cólera, la peste, el carbunco, E. coli y virus de Norwalk.

Como inconvenientes están su elevado coste de desarrollo en la actualidad, la falta de una legislación adecuada referente a las condiciones de fabricación o una posible contaminación de la cadena alimentaria (aunque el uso de la planta del tabaco podría evitarla).

Estas vacunas orales ofrecen una serie de ventajas sobre las vacunas convencionales. No hay que inyectarlas, con lo que se facilita y abarata su uso, no duelen, evitan los riesgos asociados a las agujas y no requieren profesionales sanitarios especializados. Permiten vacunar a un gran número de niños y pueden almacenarse a temperatura ambiente.

Su mayor ventaja es que producen inmunidad en superficies mucosas, sobre todo en el intestino, lo que es muy importante frente a microorganismos como E. coli y Vibrio cholera. Las vacunas mucosas son clave en la defensa frente a microorganismos cuya vía de entrada es la mucosa, como el virus de la gripe y el de la inmunodeficiencia humana (VIH). Adaptado de Tonks, A. BMJ 2007; 335 (7612): 180-182.