Los bebés, por el hecho de ser varones, en particular los que son de muy bajo peso al nacer, tienen más riesgo para sobrevivir que las niñas. Es decir, los autores sugieren que la naturaleza intenta, por mecanismos biológicos aún desconocidos, seleccionar a los padres más adaptables y adecuados, o bien preservar a las niñas, como futuras madres, porque las considera más importantes (para dar a luz y criar a la siguiente generación).
Y, además, cuando se trata de embarazos gemelares de distinto sexo, parece ser que el feto femenino llega a encontrarse en una "situación de desventaja" porque su hermano es varón. Si fuera verdad lo contrario, el feto masculino gozaría, en este caso, de la ventaja de tener una hermana fetal.
Se llega, pues, a la conclusión de que el varón es el sexo débil, y que la naturaleza no puede acortar la distancia de la inferioridad.
De momento, la vieja canción de cuna sigue albergando cierto grado de verdad biológica cuando sugiere que los niños están hechos de "serpientes, caracoles y cola de cachorro de perro", y las niñas de "azúcar, especias y todo lo que es bonito" *.
Quizá la naturaleza sabe algo que nosotros aún desconocemos. Todavía nos queda más que aprender. Y, por ahora, como es natural, las niñas maduran antes y viven más tiempo. Adaptado de D.K. Stevenson, MD. y J.E. Tyson, MPH. Pediatrics (Ed esp). 2007;64(3):131-2.
* Se trata de la letra de una canción de cuna llamada "What folks are made of" atribuida al poeta inglés Robert Southey (1774-1843).