La modificación de los modos de vida o el deseo de una respuesta rápida a un problema pueden explicar por qué las familias recurren al teléfono para solicitar información de su médico. La pediatría se ve particularmente implicada en esta evolución. Los médicos son conscientes de las dificultades y limitaciones que tienen con este recurso. Es evidente que esta forma de consulta presenta inconvenientes, porque para evaluar la situación, el médico solamente puede basarse en la información proporcionada por la familia. Sin ver al paciente, es más probable un error de apreciación y más difícil proponer una pauta adecuada a seguir. Además, las condiciones especiales de la consulta telefónica frente a la visita convencional son: la brevedad de la conversación, la ansiedad familiar y la falta de una mayor disponibilidad del médico, que está atendiendo, al mismo tiempo, a otro niño, en la consulta.
Por otro lado, no cabe duda, que el teléfono es una herramienta muy útil para verificar el seguimiento o la evolución de un problema.
La Academia Americana de Pediatría propone una serie de recomendaciones éticas:
- A una familia que no se conoce se impone ofrecerle una alternativa: o bien proponer ver al niño o bien orientar a la familia a otro centro.
-Asegurarse de que se han comprendido bien las recomendaciones o instrucciones y la forma de atender al enfermo, por parte de la familia.
-Mantener al paciente dentro de la confidencialidad.
-Guardar referencias de la llamada.
-Protocolizar al máximo el interrogatorio telefónico.
-Evitar la prescripción de medicamentos por teléfono; únicamente hacerlo de forma muy prudente.
-Aconsejar, después de toda consulta nueva telefónica, una visita al paciente, si es posible.
En conclusión, este modo de atención no es, desde luego, la panacea, y en todos los casos debe procurarse la visita en el consultorio u hospitalaria. No obstante, dado que nunca debe negarse una respuesta y puesto que no es posible siempre ver a los niños en la consulta, el teléfono continuará siendo en los años venideros una parte del panorama médico. Tomado de B. Chevalier y cols.; grupo de Pediatría General de la Sociedad Francesa de Pediatría, Arch Pediatr 2004; 11(9): 1033-1035.