El niño con fobia escolar tiene un temor angustioso, que llega a ser obsesivo, al colegio y tambien, generalmente, a separarse de sus padres.
La fobia a la escuela es muy común y afecta, al menos, al 5% de los niños de primaria y al 2% de los de secundaria.
Los síntomas suelen ser como los de muchas personas cuando están preocupadas: dolor abdominal, dolor de cabeza, náuseas o vómitos, sensación de fatiga o mareo... Lógicamente se acentúan antes de ir al colegio y mejoran o desaparecen por la tarde y los fines de semana. Por lo demás, estos niños están sanos y fuertes, aunque puedan mostrarse, en ocasiones, con cierta tristeza, celosos o con más fácil tendencia al llanto.
Los padres de estos niños suelen ser cuidadosos, ordenados y muestran cariño en abundancia a sus hijos. A veces, la protección que proporcionan a su pequeño puede que le haga aún más difícil separarse de ellos. Además, con mucha frecuencia, la primera prueba de la independencia de un hijo se presenta cuando debe asistir a la escuela diariamente.
Es posible tambien que un nuevo maestro más serio o riguroso, cualquier pequeño problema de aprendizaje o un compañero que le moleste puedan ser considerados como causas del temor que el pequeño tenga de ir a la escuela. Pero estos factores podrían ser sólo una parte del problema, y el niño debe seguir asistiendo al colegio mientras se solucionan estos motivos.
Si se hace cumplir la regla de ir todos los días a la escuela, el problema de la fobia escolar mejorará notablemente en un par de semanas, como por arte de magia. En caso contrario, los síntomas y el deseo de quedarse en casa se volverán más frecuentes. El niño superará los temores si se enfrenta a ellos cuanto antes. Sin embargo, los primeros días, pondrá a prueba la decisión de los padres de enviarlo a la escuela y es entonces cuando tendrán que ser particularmente firmes.
Al principio, las mañanas serán difíciles y los padres no deben preguntarle a su hijo cómo se siente porque esto lo estimulará a quejarse.
A menudo, resulta muy útil hablar acerca de la situación con el maestro. Si el niño tiene algún temor especial, como, por ejemplo, recitar en clase, su maestro hará, probablemente, alguna concesión especial. No debe olvidarse que los profesores están muy sensibilizados respecto a la fobia escolar y su actitud será comprensiva.
Fuera de la escuela, los niños con fobia escolar tienden a preferir estar con sus padres, jugar dentro de casa, estar solos en su habitación, ver televisión, etc. Muchos no pueden pasar una noche en casa de un amigo sin desarrollar un sentimiento agobiante de nostalgia. Por tanto, los padres deben estimularlos a jugar y pasar más tiempo con otros niños. Es cierto que esto puede ser aún más difícil para aquellos padres que tanto disfrutan de la compañía de sus hijos, pero a la larga será la mejor decisión. Adaptado de B.D. Schmitt, M.D. "Your Child's Health".