Aunque la bata blanca es un rasgo distintivo del médico, muchos pediatras han dejado de usarla para no cohibir a los niños.
Es evidente que no se trata de una cuestión trascendental pero sí muy discutida. Por ello, se han tenido en cuenta doce estudios para analizar si es mejor que el pediatra la lleve o no.
En estos estudios se observó que tanto los padres como los hijos prefieren que su pediatra, en lo que respecta a una mejor comunicación y relación con él, vista de una manera formal (bata incluida). Sin embargo, este dilema de la bata blanca es una cuestión relativa, ya que en los estudios realizados no se puede reflejar la opinión de los niños menores de 4 o 5 años, debido a su incapacidad para expresar sus preferencias. Y son precisamente estos niños pequeños los más impresionables.
Además, en un mismo grupo de edad, la actitud frente a la bata blanca puede diferir según las experiencias personales con los todos los demás profesionales de la salud y según la relación que tenga cada niño con su pediatra, ya que si es positiva, es posible que el niño no dé importancia a su forma de vestir.
Por consiguiente y por el momento, la decisión sigue estando en manos de cada pediatra en concreto. Adaptado de Walker, M.D. y cols. Ambul Pediatr 2007; 7(2): 201-202.