Debido a que cada vez se producen más olas de calor en los meses de verano, deben extremarse las precauciones frente al calor y la deshidratación, adoptando medidas tales como beber más cantidad de líquidos, sobre todo agua.
Por tanto, se suele aconsejar a los padres que den a los lactantes y niños pequeños una gran cantidad de agua a lo largo del día, y aunque, en la mayoría de las situaciones, esta recomendación es razonable, puede ocurrir, sobre todo en este grupo de edad, que niños que tomen, exclusivamente, una cantidad excesiva de agua puedan padecer trastornos por falta de sodio; por ejemplo: convulsiones.
Así, es importante informar, con precisión, a los padres de la necesidad de una hidratación correcta y de los posibles riesgos de la intoxicación por agua. Adaptado de Kayani, R.M. y cols. Arch Dis Child 2007; 92(1): 90-91.