Los corticoides son derivados esteroideos; es decir, tienen una composición similar a ciertas hormonas sintetizadas por glándulas de nuestro organismo. De modo que, su administración, a dosis altas, durante períodos prolongados de tiempo, y, especialmente, cuando se suprimen de forma brusca, puede ocasionar alteraciones diversas, por desequilibrio hormonal. De ahí su mala reputación. Sin embargo, son fármacos de gran utilidad y efectos muy beneficiosos, en niños y adultos, por su alta capacidad antiinflamatoria. Cuando se usan en pautas cortas y adecuadas a cada afección, no es necesario retirarlos gradualmente.